Luciana OLIVEIRA CORREIA

Universidad de Alcalá de Henares

Doctoranda del Programa de Doctorado “Desarrollo Psicológico,

Aprendizaje y Educación: Perspectivas Contemporáneas”

2008

 

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Desde el siglo XIX los manuales españoles de Historia para la enseñanza secundaria  (Historia de España e Historia Universal) incluían lecciones sobre América en sus contenidos. No obstante, fue durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) que tales contenidos se destacaron especialmente en los planes de estudio. La reforma educativa llevada a cabo por el ministro Eduardo Callejo en 1926 (Plan Callejo) agregó la asignatura Nociones de Geografía e Historia de América al currículo. Además, estableció que todas las asignaturas del Bachillerato deberían estudiarse por un manual único, elegido a través de concurso. El manual Nociones de Historia de América de Antonio de Jaén Morente (Madrid, Ediciones Oficiales, 1929) fue el adoptado como texto oficial de la asignatura del mismo nombre.

Haremos aquí una breve exposición sobre algunos puntos destacados del currículo de Historia en la reforma de 1926, así como del mencionado manual, que tiene un interés especial para la historia de las disciplinas escolares en España.

América y la Historia de la Civilización Española

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Distintas son las interpretaciones sobre la importancia que adquirió América en la enseñanza secundaria durante la Dictadura de Primo de Rivera: el “sentimiento comunitario hispanoamericanista”, tan arraigado en los medios intelectuales y políticos desde el comienzo del siglo; la necesidad de enseñar sobre América a los españoles, a fin de que tuviesen la oportunidad de conocer más sobre su antiguas colonias; o incluso la intención de combatir los efectos de la llamada “leyenda negra”, son algunas de las posibles justificaciones de esta importancia.

El plan de estudios establecido por la reforma de 1926 organizó los estudios de Bachillerato en seis años, y la enseñanza de la Historia estaba asignada a los cuatro primeros cursos. La asignatura Nociones de Geografía e Historia de América se debía estudiar en el segundo año del Bachillerato elemental. En el año anterior se estudiaba la asignatura Nociones de Historia Universal, y en el año siguiente Historia de España. Finalmente, en el cuarto año se estudiaría Historia de la Civilización Española en su Relación con la Universal. Era una organización de la enseñanza que desde el punto de vista cronológico-espacial se organizaba desde lo más general (Universal), a lo más específico (España), preparando el terreno didáctico-historiográfico para estudiar la Historia de la Civilización Española (Historia de la Civilización Española en su Relación con la Universal), que debería cursarse en el Bachillerato universitario.

El currículo de Historia elaborado por el  Plan Callejo centra su didáctica y narrativa alrededor de las nociones de nación y civilización española. Por Historia de la Civilización Española estamos refiriéndonos a la noción que sintetizaba en aquella época Juan Yela Utrilla:

“[…] el sujeto de la Historia de la Civilización Española, que ha de ser la colectividad española a través de los tiempos, cuanto al objeto de la dicha historia, que ha de comprender a todos los hechos de carácter civilizador, excluidos los políticos-externos, que son objeto de la historia externa de España.”.[1]

La idea de la Historia de la Civilización Española no era una invención del Plan Callejo, pues ya desde finales del siglo XIX algunos autores de manuales de Historia para la enseñanza secundaria, como Alfonso Moreno Espinosa o Rafael Altamira, hablaban de este concepto en sus obras. Pero fue a partir de este Plan que los cuestionarios  para las asignaturas de Historia aseguraron un discurso de nación y de civilización para la enseñanza, dentro del cual la temática de América cobró gran protagonismo. Una revisión más detallada de los cuestionarios de las asignaturas de Historia nos demuestra que el interés por el nuevo continente no tenía otro objetivo que enseñar sobre la obra civilizadora llevada a cabo allí por España. No parece ninguna exageración afirmar que la Historia de la Civilización Española se apropió de América como parte constituyente de la nación y la civilización españolas.

La Historia de América, según su cuestionario, es presentada a los alumnos a partir de la lección “La América precolombina”, seguida por “Los Vikingos o Normandos y el descubrimiento de la América”. Aunque estos dos temas cambien el patrón establecido para la narrativa sobre América de los manuales, no se busca dar a conocer una historia (o pre-historia) de América, sino presentar a América a partir de la presencia europea, más específicamente española. Por ejemplo, es significativo que el adjetivo “precolombino” califique todo lo que es anterior a una posible historicidad del continente americano: la llegada  de Cristóbal Colón a las Antillas en 1492.

[1] YELA UTRILLA, J.: Historia de la Civilización Española en su Relación con la Universal, Madrid, Ed. Oficial, 1928,  p.13. 

El manual

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Todavía están por determinarse los criterios aplicados por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes para elegir al manual de Jaén Morente como texto oficial para la enseñanza de la asignatura Nociones de Historia de América. Sin embargo, al compararlo con otros manuales de Historia para la enseñanza secundaria en las dos primeras décadas del siglo XX, hay al menos tres avances notorios en relación al enfoque del contenido y al formato editorial de dicho libro de texto.

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Uno de estos avances se refiere al propio enfoque del contenido sobre América. Aunque la perspectiva didáctica del manual sea, como lo había sido desde la creación de la asignatura, el de la “La Historia de España en América”, se puede apreciar una ampliación de los conocimientos acerca del continente y la sociedad americanas. Los capítulos ya no figuran sólo en torno a los conceptos y hechos del descubrimiento, la conquista o la emancipación.

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Otro avance importante presentado por el manual es su secuencia narrativa, que  ofrece una organización didáctico-cronológica un poco distinta a los manuales anteriores. Si bien los marcos de desarrollo de la historicidad de América no llegan a ser muy distintos a los de la historia española, hay un intento de crear una temporalidad propia de las fases de evolución de la sociedad hispanoamericana, que podemos entender de la siguiente manera: la América precolombina; descubrimiento, conquista y colonización; formación y desarrollo de los Virreinatos y de la sociedad hispanoamericana; proceso de emancipación de las colonias; y los Estados americanos posteriores a la independencia.

Al presentar un enfoque un poco más procesal entre la llegada de la escuadra colombina a las Antillas en 1492 y la pérdida de Cuba en 1898, el manual dará más atención a la historia de los Virreinatos en su composición social, organización política e instituciones político-administrativas, así como a la obra cultural-educacional-civilizadora que ejerció España en América. Además, la narrativa del manual extiende la comprensión de América tanto a la época anterior a la llegada de Colón (“América Precolombina”), como al periodo posterior a la emancipación de las ex-colonias (“los estados de América [del Norte, Centro América y Sudamérica] en los siglos XIX y primeros años del siglo XX”).

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Otro avance importante presentado por el manual es su secuencia narrativa, que  ofrece una organización didáctico-cronológica un poco distinta a los manuales anteriores. Si bien los marcos de desarrollo de la historicidad de América no llegan a ser muy distintos a los de la historia española, hay un intento de crear una temporalidad propia de las fases de evolución de la sociedad hispanoamericana, que podemos entender de la siguiente manera: la América precolombina; descubrimiento, conquista y colonización; formación y desarrollo de los Virreinatos y de la sociedad hispanoamericana; proceso de emancipación de las colonias; y los Estados americanos posteriores a la independencia.

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El último cambio fácilmente observable es el uso masivo de imágenes iconográficas. No era muy frecuente la utilización de imágenes en los manuales de secundaria, y la poca iconografía que se ve en los manuales de comienzos del siglo XX eran principalmente dibujos representativos de personajes y escenas históricas, o mapas. Los manuales oficiales de Historia de la Dictadura de Primo de Rivera parecen ser los que mejor hicieron uso de las imágenes, no solamente en cuanto a la cantidad, sino también por la calidad del material iconográfico. El manual Nociones de Historia de América dispone de 223 imágenes, entre las cuales figuran no solamente los dibujos, sino fotograbados y fotografías en blanco y negro. Además, todas las láminas disponen de un breve texto de presentación (y obviamente representativo) de las imágenes utilizadas.

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Ni los manuales escolares ni las disposiciones legales sobre el currículo justificaban de manera explícita la necesidad del uso de imágenes en los libros de texto. Lo cierto es que la iconografía atribuía un aspecto más activo a la narrativa, y cumplía tanto la función de ser un elemento estético-ilustrativo como pedagógico-representativo. Hay al menos cuatro grupos de representaciones sobre América ofrecidas por las imágenes: mapas, personajes históricos, escenas de la vida cotidiana y expresiones sobre la cultura material. En todas estas imágenes es notoria la intención de transmitir la importancia, por no decir la esencialidad, del elemento español en la formación de la sociedad, cultura e historia de América.

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Sin embargo, estos avances que hemos señalado en la enseñanza de la Historia en general, y en el contenido referido a América en particular, no fueron originales de la reforma llevada a cabo por la Dictadura de Primo de Rivera. De hecho ya a fines del siglo XIX y la primera década del siglo XX en algunos manuales, como la Historia de España y de la Civilización Española de Rafael Altamira[1], ya se percibe la constancia de un enfoque que privilegia un estudio del “nuevo continente” que va más allá del esquema descubrimiento/conquista/emancipación.

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Asimismo cabe destacar que la reforma del Bachillerato de 1926, además de establecer el libro único, también estableció los cuestionarios únicos, en los cuales se deberían basar aquellos catedráticos que quisiesen presentar su obra a concurso. Los cuestionarios de las asignaturas de Historia establecieron para la enseñanza el modelo de la “Historia de la civilización”. En estos cuestionarios América aparece de hecho como una parte fundamental de la idea e ideología de la civilización española.

[1] ALTAMIRA Y CREVEA, R. Historia de España y de la Civilización Española, Tomo III, 4ª Edición, Barcelona, Juan Gili, 1928.

 

CONSIDERACIONES FINALES

 

Es importante resaltar la corta duración que en la práctica tuvieron los cambios en la enseñanza de la Historia llevados a cabo por la Dictadura: el manual para Historia de la Civilización Española salió en 1928, y hasta 1929 no fueron publicados los libros de texto oficiales para las asignaturas de Historia Universal e Historia de América. El texto para Historia de España nunca fue publicado. Con ocasión del cambio en el escenario político en 1931, o sea a la llegada de la Segunda Republica, la legislación educativa abandonó los libros de texto únicos y  se volvió al régimen de libertad de cátedra, que daba a los profesores la libertad de elegir programas de estudio y textos para sus clases.

Pero lo cierto es que el interés por aprender sobre las antiguas colonias, más específicamente sobre la acción española en el territorio americano, se convirtió en uno de los elementos centrales del discurso nacionalista español. La enseñanza de la Historia actuó, por supuesto, como un instrumento más de divulgación de este discurso.

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