Resumen del proyecto

Emociones y Sentimientos

 

En la tradición occidental moderna y contemporánea, las emociones han sido consideradas, predominantemente, bajo un prisma negativo, como opuestas o, por lo menos, enfrentadas y en conflicto, con la capacidad de emitir juicios racionales fundamentados. En los ámbitos más específicos de la ética y de la política, las emociones fueron casi prácticamente despojadas de cualquier atributo que las relacionara con las capacidades humanas de conocer, analizar, evaluar y decidir atendiendo a criterios de objetividad, sistematicidad,  previsibilidad y pertinencia, es decir, alejadas de las funciones mentales e intelectuales más elevadas y abstractas. Por el contrario, las emociones fueron más bien entendidas como compulsiones biológicas que lastraban la conducta y el comportamiento auténticamente civilizados, ya como penosos resabios del pasado evolutivo, ya como imperfecciones y precariedades del mundo material frente a un mundo espiritual idealizado. En cualquier caso, frente a las emociones solo cabía dominarlas, constreñirlas o, al menos, apaciguarlas todo lo posible.

En los últimos años el estatus epistemológico de las emociones ha sufrido un vuelco a causa, por un lado, de los avances en el terreno de la neurobiología y la consiguiente extensión y aplicación de los nuevos conocimientos a campos como la educación, la política, la ética y la filosofía, campos en los que las emociones nunca habían estado ausentes pero sí menospreciadas, bien en su faceta de elementos constitutivos y organizadores del psiquismo humano, bien como en tanto objeto legítimo del conocimiento científico, debido, sobre todo en este último aspecto, al paradigma racionalista dominante. Desde la neurología, la investigación ha tomado también una nueva dirección hacia la conexión de la emoción con la razón, rompiendo con la tradicional dicotomía entre lo emocional y lo cognitivo.

Uno de los puntos principales de las nuevas teorías sobre las emociones es la aceptación de su naturaleza cognitiva frente al concepto anterior de meras “pulsiones”. Según el neurobiólogo de origen portugués Antonio Damasio, las emociones proporcionan un medio natural para que el cerebro y la mente evalúen el ambiente exterior que rodea al organismo y para que respondan en consecuencia y de manera adaptativa: “el aparato de las emociones evalúa de forma natural, y el aparato de la mente consciente coevalúa racionalmente”. Las emociones formarían parte de los mecanismos básicos de regulación de la vida, en tanto que repertorios de reacciones simples que promueven la supervivencia de un organismo. Este dispositivo permitió a los organismos simples responder de forma efectiva pero no creativa a las variaciones del medio en el que desenvuelven su vida, partiendo de las conductas básicas de aceptar o rechazar, acercar o alejar elementos del medio natural según fuesen positivos o negativos para los procesos vitales. El aumento de complejidad de las formas de vida introdujo un segundo dispositivo regulatorio: los sentimientos, es decir, la interposición de una alerta mental entre los estímulos buenos o malos del medio, con la cual la respuesta automática resultaba mediada por una segunda instancia que también evaluaba y regulaba a la primera.  Nuestras respuestas emocionales pueden, por lo tanto, ser moduladas, y es aquí donde se muestra la estrecha conexión entre emociones, sentimientos y procesos socializadores, en tanto que uno de los objetivos fundamentales del desarrollo educativo es interponer un paso evaluativo no automático entre los objetos o circunstancias causales y las respuestas emocionales para adecuarlas a los requerimientos de una cultura determinada.

Destacaremos, finalmente, que emociones y sentimientos no son términos equivalentes. Mientras los primeros ocurren en el escenario del cuerpo (aumento de la tensión sanguínea y del ritmo cardíaco; subida del umbral de dolor, dilatación de los vasos capilares, etc.) los segundos se manifiestan sobre todo en la mente y serían ellos, precisamente, quienes la habrían fundado, a través de procesos que condicionaban, entre otros factores, la atención y la memoria. En resumen, si las emociones son cambios en el estado del cuerpo, los sentimientos son la conciencia de la experiencia de esos cambios. Traducen el estado de la vida al lenguaje de la mente. El paso de la emoción al sentimiento es automático y de ahí su frecuente (aunque erróneo) uso como sinónimos.

Socialización Política

La Transición Democrática Española

Manuales escolares

Descripción del proyecto

Objetivos del proyecto